Fuente original: The Vegetarian Resource Group Bucking the Trend: Preventing Childhood Obesity - by Alison Ventura, PhD
Todos hemos oído hablar de ello – el número de niños de U.S clasificados como obesos ha aumentado radicalmente durante los últimos 30 años. En los 70’s, sólo alrededor de 1 de cada 20 era obeso, mientras que las encuestas más recientes muestran que la proporción ha triplicado [1]. Los niños obesos tienen una mayor posibilidad de sufrir una gran cantidad de problemas que solo se pensaba que afectaban a los adultos, así como diabetes tipo 2, síndrome metabólico, y problemas de corazón. Estas espantosas estadísticas significan que las familias necesitan estar alerta de los factores que contribuyen a la obesidad infantil, tienen que fomentar hábitos saludables y unos patrones de crecimiento.
Las familias vegetarianas tienen ventaja en la prevención de la obesidad infantil, los estudios muestran que los niños y los adultos vegetarianos tienden a ser más delgados. De hecho, un comunicado publicado de la American Dietetic Associaction (ADA) en julio del 2009, concluyó que las dietas vegetarianas adecuadamente planeadas son más saludables, nutricionalmente adecuadas, y pueden prevenir y tratar ciertas enfermedades, así como obesidad, enfermedades de corazón, hipertensión, tipo 2 de diabetes, y cáncer[2]. Sin embargo, el desarrollo de la obesidad infantil es complejo y no sólo aparece a causa de uno o dos comportamientos (por ejemplo, beber coca cola y ver la televisión), sino de un gran número de factores que se producen durante el desarrollo de un niño. Aunque la ADA sugiere que una dieta vegetariana es un estupendo primer paso para prevenir la obesidad infantil, hay muchos otros pasos que deben tomarse para reducir el riesgo.
La obesidad se desarrolla cuando demasiadas calorías son ingeridas en relación a las consumidas, lo que puede ocurrir independientemente si siguen una dieta vegetariana o no. También, hay otros colaboradores en la obesidad infantil en cada periodo de desarrollo. Estando alerta de que acciones y elecciones pueden contribuir a la obesidad infantil, las familias pueden estar preparadas para tomar las mejores decisiones.
Una gran cantidad de crecimiento y desarrollo ocurre en el útero, así que es genial darle al niño un saludable inicio! Hay una gran cantidad de pasos que una mujer embarazada puede tomar para disminuir los riesgos de obesidad en un futuro de su nonato. El principal foco de la investigación en este campo han sido los factores que influyen en el peso de los recién nacidos, porque los bebés que nacen demasiado pequeños o demasiado grandes tienen un mayor riesgo en una futura obesidad. Dietas bajas en proteínas incrementan el riesgo de tener un bebé con muy poco peso al nacer, mientras dietas altas en carbohidratos o en grasas pueden conducir a un bebé muy grande. Además, los niños cuyas madres fuman durante el embarazo o que tienen sobrepeso o que han aumentado de peso durante el periodo, son un factor de riesgo de obesidad. Las mujeres embarazadas o las mujeres que planean quedarse embarazadas en breve, pueden acudir a un dietista para crear planes de alimentación vegetarianos que asuman la cantidad adecuada de proteínas, calorías, grasas, vitaminas y minerales. Para más información sobre dietas veganas durante el embarazo, visitar: http://www.vrg.org/nutrition/veganpregnancy.php
La mayoría de estudios han mostrado que los niños que han sido amamantados durante su infancia tienen un menor riesgo de ser obesos. Aún estamos intentando entender el por qué, pero es probable que los nutrientes y las propiedades que la leche materna proporciona ayude a obtener y mantener un apropiado peso durante la infancia y en los siguientes años. La lactancia materna también puede ayudar a preservar la capacidad natural de los bebés de alimentarse en respuesta al hambre y la saciedad. Particularmente, las señales visuales ofrecidas por la alimentación con biberón (por ejemplo, la cantidad de leche maternizada en una botella) puede hacer que sea tentador para los padres para estimular su bebé a terminar la botella, independientemente de si el bebé tiene hambre para terminarse el biberón entero o lo necesita. Con la lactancia materna, los padres no tienen estas señales visuales, tienen que estar más atentos a las expresiones de los bebés que indiquen plenitud y más capaces de confiar en la habilidad de su bebé en autorregular la ingesta que necesiten.
Otro beneficio de la lactancia materna es que los sabores de la dieta de la madre se pasan al bebé a través de la leche materna (por ejemplo, si una madre lactante come comida con ajo, su bebé recibirá leche con algo de sabor a ajo). Aunque pueda sonar extraño, esto es muy importante para los niños para que aprendan sobre los diferentes sabores y alimentos que su familia come, y ayuda a los bebés a ser más receptivos con los alimentos comúnmente rechazados, como lo son los vegetales durante la iniciación a la toma de alimentos sólidos. Lograr que los niños y jóvenes acepten alimentos saludables puede ser uno de los retos de la infancia y niñez para los padres y los cuidadores. Mediante la lactancia, se puede a ayudar a los niños ser más receptivos a los alimentos sanos y mantener un sano patrón de alimentos para ganar peso durante la infancia y la niñez.
El tamaño de la porción media de alimentos que se ofrecen en la mayoría de tiendas y restaurantes ha aumentado en las últimas décadas. Por ejemplo, hace 20 años el diámetro medio de una rosquilla era de 3 pulgadas y contenía 140 calorías, mientras actualmente una rosquilla de promedio tiene un diámetro de 6 pulgadas y contiene 350 calorías. Tanto los niños como los adultos tienden a comer más cuando se sirve una porción más grande de alimentos, independientemente de lo hambrientos que estén y de las calorías que necesitan. Edúca a tus hijos y a ti mismo a tomar unas porciones adecuadas, el United States Department of Agriculture (USDA) la web de la Guía de la Pirámide Nutricional es un buen lugar para empezar. También puedes echar un vistazo a http://www.bcm.edu/news/packages/visualcues.cfm y aprender algunos trucos fáciles para estimar los tamaños adecuados de las porciones de muchos alimentos, (por ejemplo, una porción de pasas es un ¼ tazas, el tamaño de una pelota de golf). Para hacerlo más fácil, en casa podéis idear pistas visuales para saber los tamaños adecuados para las porciones de los alimentos más usuales que consumimos.
Aparte de que las porciones acostumbran a ser demasiado excesivas, comer en restaurantes y comida rápida en particular, también tienden a ser comidas más altas en calorías, en grasas, en sal y azúcar, y más bajos en fibra que los alimentos preparados en casa. Esto significa que incluso si sus hijos comen una porción más pequeña de estos alimentos, igualmente comerán más calorías de las que ellos necesitan. Si el horario que seguís en casa hace que preparar la comida sea díficil, aprovecha el número cada vez mayor de comidas preparadas que puedes encontrar en supermercados. Puedes preparar una comida rápida, sana y satisfactoria en pocos minutos gracias a la compra de verduras pre-lavadas en bolsa, vegetales cortados embasados en bolsas, tofu marinado y cereales de cocción rápida. Además, a medida que tus hijos crecen y tienen más control sobre la elección de su comida, ayúdales a reconocer las opciones más saludables que pueden encontrar en sus restaurantes favoritos. Aquí tienes la guía online de los restaurantes Vegetarian Resource Group, tienen algunas sugerencias estupendas para restaurantes vegetarianos, y también, el USDA cuenta con una gran variedad de recursos para ayudar a tus hijos y a ti a tomar decisiones saludables cuando salga a comer fuera. Ten en cuenta que no todas las sugerencias del USDA están orientados a los vegetarianos.
"Bebidas endulzadas" es el término que se utiliza para describir las bebidas como las coca cola (si ser light), la naranjada y limonada con gas, el ponche de frutas o zumo de cualquier fruta que no sea 100% zumo y las bebidas deportivas. Los aumentos en el consumo de bebidas azucaradas se ha asociado con el aumento de obesidad. El jarabe de maíz con un nivel de fructuosa elevado endulza la mayoría de este tipo de bebidas que pueden contribuir al excesivo aumento de peso. Además, los niños que consumen bebidas endulzadas tienden a tomar menos bebidas saludables. Anima a tus niños a beber agua, leche de soja reforzada, leche baja en grasa o sin grasa, o 100% zumo de fruta en lugar de bebidas endulzadas (tenga en cuenta que la Academia Americana de Pediatría recomienda limitar incluso el 100% del consumo de zumo de fruta a 4 a 6 onz / día para niños de 1 a 6 años, y de 8 a 12 oz/día para niños de 7 a 18 años [3].
La actividad física regular es importante para ayudar a los niños a mantenerse en forma y mantener una tasa de crecimiento saludable. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomienda que los niños haganunos 60 minutos de moderada a vigorosa actividad física (es decir, "trabajar hasta sudar") todos los días. Desafortunadamente, muchas escuelas no ofrecen ninguna actividad en el recreo o educación física, o sólo ofrecen actividad física algunos días a la semana. Por lo tanto, depende de tia nimar a tus hijos a participar en algún tipo de actividad física después de la escuela y durante los fines de semana. Los programas deportes estructurados son una gran manera de mantener a los niños activos, pero las actividades no estructuradas como saltar a la cuerda, rayuela, ir en bicicleta, patinar, pasear al perro, bailar, hacer escalada o incluso juegos activos como la Wii, todos son aceptados dentro de lo que el CDC considera actividad física de moderada a vigorosa. Aún es mejor si se planean actividades físicas para que toda la familia participe junta y hacerlo de manera regular. Crea el hábito de ir a dar un paseo después de la cena o hacer caminatas por los parques cerca de tu casa durante los fines de semana. Juega juegos activos con tus hijos y se un buen modelo a seguir, ten la mente abierta disfrutando realizando esfuerzos. El tiempo para tener la familia activa es un elemento que contribuye a mejorar el vínculo familiar y la salud de toda la familia.
Con las nuevas tecnologías al alcance de todos, los niños pasan cada vez más tiempo delante de la televisión, de los ordenadores y de los video juegos, y mendos tiempo realizando actividades físicas. El tiempo frente a las pantallas de televisión y de los ordenador son una de las causas de la obesidad infantil, y afectan de diferentes maneras: 1. los niños son menos activos (de hecho, un estudio encontró que el metabolismos de los niños funciona más lentamente cuando ven la televisión que cuando están en reposo), 2. los niños son influenciados por los anuncios de alimentos y los que predominan son los que son altos en contenido de grasas, sales y azúcares, y 3. los niños que comen en frente de la televisión son más propensos a picar más a menudo alimentos densos en energía, y eso les lleva a comer más calorías durante el día. Además, estudios muestran que comer frente a la televisión o del ordenador puede dar lugar tanto a niños como a adultos a comer sin pensar, o comer más de lo que se piensa o se necesita porque están distraídos de sus signos de hambre y de saciedad. La Academia Americana de Pediatría recomienda limitar a los niños la televisión, el ordenador y los video juegos a menos de 2 horas por día. Así que una buena recomendación es animar a tus hijos a separar la alimentación del tiempo que pasan delante de la televisión para ayudarles a evitar malas costumbres comiendo.
Los niños que duermen menos de la cantidad de horas recomendadas por su edad, tienden a tener sobre peso. La falta de sueño parece conducir al aumento del hambre, así como los antojos de alimentos altos en grasa y azúcar, que puede conducir a comer en exceso y a la obesidad. Estate familiarizado con la cantidad de sueño que necesitan tus hijos y animales a cumplir con las horas recomendadas de sueño la mayoría de las noches
Las prácticas de alimentación son las decisiones que tomas acerca qué alimentos ofrecer, cuándo, con qué frecuencia y cantidad de comida que ofreces, y la forma de interactuar con tus hijos sobre los alimentos. Puedes ayudar a sus hijos a desarrollar preferencias de alimentos saludables y comportamientos alimentarios mediante el empleo de prácticas de alimentación que son pacientes, positivas, y atentas al hambre de tus hijos y adecuados a los niveles de saciedad. Aquí tienes cómo:
Con respecto a los alimentos que ofreces: haz que haya una gran variedad de alimentos saludables disponibles tu casa. Ten pre-cortadas y lavadas frutas y verduras en el refrigerador o en el mostrador y anima a tus hijos a que las elijan cuando tengan hambre para la merienda. Planea las comidas que incluyan una variedad de verduras, frutas, granos enteros y vegetales que sean fuentes de proteínas.
Con respecto a cuándo, con qué frecuencia y cuanta cantidad de comida que ofreces: estructura el conjunto de comidas y trata de que toda la familia coma junta tan a menudo como sea posible. Las comidas familiares son una gran oportunidad para interactuar con tus hijos y enseñarles acerca los alimentos saludables, las conductas alimentarias saludables y el comportamiento apropiado en la mesa. Además, ten en cuenta los tamaños de las porciones que sirves (ver la sección anterior sobre el tamaño de las porciones) y permita que tus hijos coman en respuesta a su hambre y sus niveles de saciedad. Trata de no restringir la ingesta de tus hijos y no los presionen para comer, ya que este tipo de prácticas de alimentación sin darte cuenta pueden enseñar a los niños a comer sin hambre, lo que habitualmente conlleva al consumo excesivo y al exceso de peso. Habla con tus hijos acerca de si tienen hambre y ayúdales a aprender a prestar atención y a comer en respuesta a estos sentimientos.
Con respecto a la interacción con tus hijos acerca de los alimentos, haz que las comidas sean positivas y divertidas. Adopta la actitud de que las responsabilidades de la alimentación debe ser compartida entre los padres e hijos: los padres podéis decidir cuándo, dónde y qué comer, mientras que los niños que decidir cuánto comer.
Los padres proporcionan a sus hijos con ambos genes y entornos. Así que, los padres con sobrepeso tienen un mayor riesgo de tener niños con sobrepeso que los padres con peso normal, se debe a que estos padres pueden transmitir los genes que predisponen a sus hijos a tener exceso de peso, así como los patrones de estilo de vida y hábitos que también contribuyen al sobrepeso. No se pueden cambiar los genes, pero se puede cambiar los patrones de estilo de vida y hábitos! Adoptar un "haz lo que yo hago" no "haz lo que digo" es un buen lema para conseguir que tus hijos mantengan dietas saludables, hagan actividad física y unos patrones de sueño.
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