Pon la soja texturizada en remojo durante media hora y el nabo deshidratado unos 10 minutos.
Parte los calabacines por la mitad (a lo largo) y ponlos a hervir unos 15 minutos en agua con un poco de sal hasta que la carne se ablande un poco, pero que esté firme.
Una vez se haya ablandado la carne del calabacín, sácalos de la olla y escúrrelos. Cuando se hayan enfriado un poco, saca la carne del calabacín sin romper la piel, que se rellenará posteriormente. Con una cucharrilla de café la puedes sacar fácilmente. Trocea la carne de los calabacines y sálala al gusto.
Pica la cebolla y sofríela en una sartén. Antes de que empiece a dorarse, añade la soja bien escurrida. Remueve continuamente para que no se queme la cebolla y una vez que la soja empiece a dorarse, añade la carne de los calabacines, el nabo y 4 cucharaditas de café de tomate frito. Remueve durante unos 3-4 minutos y retira del fuego.
Unta la bandeja del horno con tomate frito y pon encima la piel vacía de los calabacines y añádeles el relleno que acabas de retirar de la sartén. Una vez los hayas rellenado, cúbrelos ligeramente con tomate frito y, si consumes queso, pon un poco por encima de queso rallado.
Ponlos en el horno a 180º durante 10 minutos, para gratinarlos ligeramente.
¡Si te hubieras excedido con las cantidades y te sobrara un poco de relleno, puedes aprovecharlo como salsa para hacer una rica pasta!