En un recipiente espacioso mezclar la harina con la sal y las pipas. Repartir por los lados dejando un hueco en el centro. En un vaso disolvemos la levadura en agua templada. Vertemos esta mezcla de la levadura en el hueco que hemos dejado en el centro y echamos sobre ella un poquito de la harina, lo mezclamos con las manos.
Tapamos el recipiente con un plato o tapa de olla hasta que la levadura haya doblado su tamaño, entonces añadimos agua esparcida por el recipiente y trabajamos con las manos hasta obtener una masa húmeda y que se pegue en los dedos. Trasladamos la masa a un molde rectangular y allí dejamos que la masa doble su volumen.
Pasado este tiempo lo introducimos en el horno precalentado con cuidado que el pan no pierda aire al manipular el molde. Se hornea a 180 grados por 40 minutos.
El agua se mide por la propia textura, pues hay harinas que absorben más o menos agua y es difícil poner una cantidad fija.
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